Con su mirada «traviesa», su «sonrisa familiar», su compromiso «pionero» con el medioambiente, así fue como la reina Isabel II inició su tradicional mensaje de Navidad este sábado 25 de diciembre, en el que también hizo una confesión sobre su marido: dijo que «echaba de menos» a su difunto esposo, Felipe.
«Aunque para muchos es un momento de mucha felicidad y alegría, Navidad puede ser difícil para aquellos que han perdido a sus seres queridos. Este año entiendo particularmente el por qué», expresó la reina en un mensaje grabado en el castillo de Windsor. La reina Isabel II apareció con un vestido rojo, sentada junto a una fotografía de 2007 en la que ella y su marido se miran y se sonríen, tomada durante sus bodas de diamante (60 años de matrimonio). Puesto llevaba el broche de zafiro con forma de crisantemo como el día de su boda de miel, en 1947.
La reina, de 95 años, afirmó que los numerosos homenajes que recibió tras la muerte del duque de Edimburgo, en abril, a los 99 años, vivió «mucho consuelo».
La reina de Inglaterra, que habló con ternura del hombre con el que estuvo casada por 73 años, se detuvo en «su sentido del deber, su curiosidad intelectual y su capacidad para divertirse en cualquier situación».
«El brillo travieso e inquisitivo (de sus ojos) era tan brillante al final como cuando le vi por primera vez», añadió.
«Aunque lo eche de menos y su familia lo eche de menos, sé que querría que disfrutáramos de la Navidad», añadió la reina delante de un iluminado árbol de Navidad, mientras dijo que la «felicidad» de esta fiesta «a pesar de que nos falte la risa familiar».
El año 2021 fue difícil para la longeva soberana, que perdió a su marido y tuvo que renunciar a muchos de sus compromisos por la baja forzada que le obligaron a tomar sus médicos, después de haber pasado una noche en el hospital en octubre, por motivos nunca explicados.
Las primeras fiestas sin su marido, al que ella calificó de «roca», son aún más tristes por el rápido aumento de casos de COVID-19 en el Reino Unido.
Tras haber suspendido su tradicional almuerzo previo a las fiestas de Navidad, Isabel II tuvo que renunciar también a celebrar estas fiestas en Sandringham, en el este de Inglaterra, y se quedó en el castillo de Windsor, cerca de Londres.
POR : AFP