** Escalada de violencia golpea a Colombia.
Un carro bomba y el derribo de un helicóptero policial reactivan la alarma en regiones donde operan disidencias de las FARC y el Clan del Golfo.

Colombia vivió una de sus jornadas más violentas en lo que va del año. Al menos 14 personas murieron y decenas resultaron heridas en dos ataques ocurridos con pocas horas de diferencia en Cali y en el departamento de Antioquia.
En Cali, un camión cargado con explosivos estalló cerca de la Escuela Militar de Aviación Marco Fidel Suárez, dejando cinco muertos y más de 30 heridos. La detonación ocurrió en una transitada avenida, dañando comercios y vehículos. Autoridades locales ofrecieron una recompensa de hasta 400 millones de pesos colombianos (unos 100 mil dólares) por información que lleve a los responsables.
Horas después, en el municipio antioqueño de Amalfi, un helicóptero de la Policía fue atacado mientras realizaba labores de erradicación de cultivos de coca. La agresión provocó la muerte de ocho uniformados y dejó otros ocho heridos.
El presidente Gustavo Petro señaló a disidencias de las FARC y al Clan del Golfo como los principales responsables. Además, pidió a la comunidad internacional que reconozca como “organización terrorista” a la llamada “junta del narcotráfico”, que agruparía facciones criminales activas en el país.
El ministro de Defensa, Pedro Sánchez, informó que la nave habría sido alcanzada con un dron cargado de explosivos, lo que desató un incendio antes de que se precipitara a tierra.
Estos hechos se suman a otros ataques registrados en los últimos meses en el suroeste de Colombia, donde grupos armados ilegales se disputan el control de zonas estratégicas para el narcotráfico. La violencia se recrudece pese a los intentos del gobierno por avanzar en acuerdos de paz con organizaciones criminales bajo su política de “paz total”.
MDR.