La activista Cecilia Flores Armenta, fundadora del grupo “Madres buscadoras de Sonora”, identificó la dentadura de su hijo en restos óseos que desenterraron en una fosa clandestina en Hermosillo.
La activista, quien tiene dos hijos reportados como desaparecidos, aseguró que en cuanto vio el cráneo y la dentadura que desenterró en el desierto, reconoció las facciones de su hijo Marco Antonio, quien ahora tuviera 35 años de edad, pero fue “levantado” el 4 de mayo de 2019.
Además, consideró que la osamenta encontrada puede ser la de su hijo porque recibió una llamada anónima con detalles muy específicos de su paradero y el sitio del entierro clandestino está muy cerca del lugar donde se le vio por última vez.
“Ayer que lo encontré por el llamado anónimo, sí me derrumbé, me sentía muy mal y no sabía qué hacer”, contó Flores Armenta.
Aun así, la activista matizó que “sería la tercera vez que alguien dice que está el hijo en un lugar”.
“Y yo lo encuentro, pensando que es mi hijo y no lo es, entonces me tengo que tranquilizar, tengo que agilizar los trámites para que hagan la prueba de ADN para ver si hay compatibilidad conmigo, igual si no es mi hijo, será uno de los miles de hijos que adopté en la búsqueda”, ahondó.
Su historia trasciende mientras México se acerca a 100 mil personas desaparecidas y no localizadas desde que hay datos, según el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO).
La madre es una de las activistas más conocidas de desaparecidos tras conformar un grupo en Sonora, estado fronterizo con Arizona, junto a decenas de mujeres, madres, abuelas, hijas, cónyuges y hermanas de personas desaparecidas.
Tan solo este colectivo tiene un listado de más de tres mil desaparecidos y a la fecha han rescatado con sus propios recursos más de 900 cuerpos en fosas clandestinas, de los que la mitad han sido identificados y devueltos a sus seres queridos.
Con Información de EFE.